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Calendario religioso romano: Di Penates Publici in Velia -14 de octubre-

Di Penates (representados como los Dioscuros)

Festival en honor de los Di Penates Publici del templo del monte Velia, antiguas divinidades tutelares domésticas de la despensa y, por extensión, de los recursos vitales en general. Con el paso del tiempo su área de influencia se extiende a toda la casa e incluso la familia, como garantes de su continuidad. Son, a su vez, representantes del fuego doméstico –y por ello vinculados a Vesta-.

Sobre la naturaleza de los Penates
Divinidades de la despensa, de todo lo que nutre la vida, teniendo un lugar especial la sal, tan vital en el mundo antiguo. Ya dese tiempos arcaicos se discute y especula sobre su naturaleza. Cicerón, en Sobre la naturaleza de los dioses II (68), se pregunta sobre el significado de su denominación, oscilando entre penus «víveres» y penitus «profundamente»: “[…] Y no distan mucho de esta atribución los dioses Penates, nombre sacado de «víveres» (porque víveres son todo aquello que nutre a los hombres), o del hecho de que tienen su sede «en lo profundo», por lo que los poetas también los llaman «habitantes de la profundidad».”

Conjuntamente con los lares y Vesta conforman una triada, muy vinculada al mundo familiar, aunque en el festival que nos interesa se hacen en honor a los Di Penates Publici Populi Romani, los penates del pueblo romano en su conjunto, como una gran familia.
En las casas es tradición guardar los penates domésticos en un pequeño armario junto al hogar, que debe permanecer siempre encendido. Se les ofrendan sacrificios y ofrendas sencillas, habitualmente cuando acontece en la familia un evento de importancia, ya que participa de las vicisitudes de la misma. De igual modo, los Penates Publici se guardan en el templo de Vesta, el gran hogar de la familia romana –ver Penus Vestae en el festival de la Vestalia-.
Los penates en general no tienen una descripción clara, ni siquiera en su género, aunque siempre son dos; confundidos en ocasiones con los lares –ya que ambos comparten a menudo el larario-. Sin embargo, a veces se les representa como dos jóvenes soldados con lanzas o dos genios danzantes provistos de cuernos para beber.
Costumbre es ofrecerles las primicias agrícolas y consagrarles los alimentos durante las comidas. Para ello se arroja un poco de sal y libaciones a las llamas del hogar en su honor y en el de Vesta. Según el crepitar de las llamas, se interpreta si la divinidad está agradecida con la ofrenda. En este caso el paterfamilias oficia de sacerdote, teniendo en cuenta el importante vínculo de la matrona familiar con Vesta.

Origen
Cuenta el mito que fue Eneas el que trajo los Penates de Troya a Lavinio, en el Lacio, siendo una de las piedras de toque, posteriormente, de la fundación de Roma. Y en este punto es donde existe mayor controversia, pues según el autor dónde se hallan estos penates es un misterio: algunos aseguran que permanecen en Lavinio, otros que fueron finalmente llevados a Roma, al templo de Vesta. Es un asunto delicado, cuya investigación por los historiadores romanos y griegos motiva recelos religiosos y gran respeto, tal y como expresa Dionisio de Halicarnaso precisamente sobre este tema: “Yo, por mi parte, creo que aquello que no les es lícito ver a todos, ni debo escucharlo de boca de quienes lo ven, ni tampoco contarlo; me indigno también contra todos los que valoran el indagar o conocer más de lo permitido por ley.”

La cuestión, es que los penates, al contrario que los lares, son divinidades que sí pueden ser trasladadas de una ciudad a otra, cambiando un santuario por otro, aunque eso no significa que sea común o sencillo. Cada ciudad tiene sus propios penates.

Templo de los dioses Penates -Aedes Deorum Penatium-
Dos son los templos en los que los Penates Publici están depositados: el templo de Vesta (ver Vestalia), y el templo del monte Velia, al norte del Palatino, el que aquí se detalla.
Dionisio de Halicarnaso, en su Historia antigua de Roma I (68,1), nos describe el templo situado en el monte Velia: “En Roma se ve un templo pequeño no lejos del Foro, construido en el corto camino que lleva a las Carinas y oscurecido por la altura de los otros edificios. El lugar se llama en lengua local Velia. Allí hay imágenes de los dioses troyanos, que a todos les es lícito contemplar, con una inscripción que evidencia que son los Penates. Hay dos jóvenes sentados con sendas lanzas: obra de técnica arcaica.”

El templo se fundó sobre el antiguo palacio del rey Tulio Hostilio, probablemente en el siglo III a. C. Se llega al mismo por una calle llamada scalae deum Penatium -una scala es una calle conformada por una escalera-.
Dos son los prodigios que se le atribuyen: fue golpeado por un rayo en el año 167 a. C., y dos años después, durante la noche, sus puertas se abrieron aún estando bien cerradas, como si tuviesen voluntad propia (y simultáneamente, se vieron lobos en el Esquilino).
A los Penates del Velia se les confunde a menudo con Castor y Pólux, los dioscuros hijos de Júpiter, o incluso con los propios Penates del templo de Vesta. Con el tiempo se les identifica con los Cabiros de Samotracia, suponiéndose que fue el propio Eneas el que los trajo.

Nota del autor
Desgraciadamente no sabemos nada sobre este festival, aunque es de imaginar que sería sencillo y similar al que realizaría el paterfamilias en su hogar: una pequeña ofrenda y una libación, tanto en honor de los Penates como de Vesta. Como se ha leído, saber dónde se hallan los penates públicos es complicado. Lo más plausible sería el templo de Vesta, pero no poco autores antiguos consideran que los penates del templo situado en el monte Velia también lo son; o como Varrón asegura: “La primera ciudad de estirpe romana que se fundó en el Lacio, fue Lavinio; en efecto, allí están nuestros dioses penates.” ¡Solo Vesta sabe la verdad de este misterio!

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