Di Penates (representados como los Dioscuros) |
Festival en honor de los Di Penates Publici del templo del monte Velia, antiguas divinidades tutelares domésticas de la
despensa y, por extensión, de los recursos vitales en general. Con el paso del
tiempo su área de influencia se extiende a toda la casa e incluso la familia,
como garantes de su continuidad. Son, a su vez, representantes del fuego
doméstico –y por ello vinculados a Vesta-.
Sobre la
naturaleza de los Penates
Divinidades de la despensa, de todo lo que nutre la
vida, teniendo un lugar especial la sal, tan vital en el mundo antiguo. Ya dese
tiempos arcaicos se discute y especula sobre su naturaleza. Cicerón, en Sobre
la naturaleza de los dioses II (68), se pregunta sobre el significado
de su denominación, oscilando entre penus
«víveres» y penitus «profundamente»:
“[…] Y no distan mucho de esta atribución
los dioses Penates, nombre sacado de «víveres» (porque víveres son todo aquello
que nutre a los hombres), o del hecho de que tienen su sede «en lo profundo»,
por lo que los poetas también los llaman «habitantes de la profundidad».”
Conjuntamente con los lares y Vesta conforman una
triada, muy vinculada al mundo familiar, aunque en el festival que nos interesa
se hacen en honor a los Di Penates
Publici Populi Romani, los penates del pueblo romano en su conjunto, como
una gran familia.
En las casas es tradición guardar los penates
domésticos en un pequeño armario junto al hogar, que debe permanecer siempre
encendido. Se les ofrendan sacrificios y ofrendas sencillas, habitualmente
cuando acontece en la familia un evento de importancia, ya que participa de las
vicisitudes de la misma. De igual modo, los Penates Publici se guardan en el
templo de Vesta, el gran hogar de la familia romana –ver Penus Vestae en el festival de la Vestalia-.
Los penates en general no tienen una descripción
clara, ni siquiera en su género, aunque siempre son dos; confundidos en
ocasiones con los lares –ya que ambos comparten a menudo el larario-. Sin
embargo, a veces se les representa como dos jóvenes soldados con lanzas o dos
genios danzantes provistos de cuernos para beber.
Costumbre es ofrecerles las primicias agrícolas y
consagrarles los alimentos durante las comidas. Para ello se arroja un poco de
sal y libaciones a las llamas del hogar en su honor y en el de Vesta. Según el
crepitar de las llamas, se interpreta si la divinidad está agradecida con la
ofrenda. En este caso el paterfamilias oficia de sacerdote, teniendo en cuenta
el importante vínculo de la matrona familiar con Vesta.
Origen
Cuenta el mito que fue Eneas el que trajo los
Penates de Troya a Lavinio, en el Lacio, siendo una de las piedras de toque,
posteriormente, de la fundación de Roma. Y en este punto es donde existe mayor
controversia, pues según el autor dónde se hallan estos penates es un misterio:
algunos aseguran que permanecen en Lavinio, otros que fueron finalmente
llevados a Roma, al templo de Vesta. Es un asunto delicado, cuya investigación
por los historiadores romanos y griegos motiva recelos religiosos y gran respeto,
tal y como expresa Dionisio de Halicarnaso precisamente sobre este tema: “Yo, por mi parte, creo que aquello que no
les es lícito ver a todos, ni debo escucharlo de boca de quienes lo ven, ni
tampoco contarlo; me indigno también contra todos los que valoran el indagar o
conocer más de lo permitido por ley.”
La cuestión, es que los penates, al contrario que
los lares, son divinidades que sí pueden ser trasladadas de una ciudad a otra,
cambiando un santuario por otro, aunque eso no significa que sea común o
sencillo. Cada ciudad tiene sus propios penates.
Templo de los
dioses Penates -Aedes Deorum Penatium-
Dos son los templos en los que los Penates Publici están
depositados: el templo de Vesta (ver Vestalia),
y el templo del monte Velia, al norte del Palatino, el que aquí se detalla.
Dionisio de Halicarnaso, en su Historia antigua de Roma I
(68,1), nos describe el templo situado en el monte Velia: “En Roma se ve un templo pequeño no lejos del
Foro, construido en el corto camino que lleva a las Carinas y oscurecido por la
altura de los otros edificios. El lugar se llama en lengua local Velia. Allí
hay imágenes de los dioses troyanos, que a todos les es lícito contemplar, con
una inscripción que evidencia que son los Penates. Hay dos jóvenes sentados con
sendas lanzas: obra de técnica arcaica.”
El templo se fundó sobre el antiguo palacio del rey
Tulio Hostilio, probablemente en el siglo III a. C. Se llega al mismo por una
calle llamada scalae deum Penatium
-una scala es una calle conformada
por una escalera-.
Dos son los prodigios que se le atribuyen: fue
golpeado por un rayo en el año 167
a . C., y dos años después, durante la noche, sus puertas
se abrieron aún estando bien cerradas, como si tuviesen voluntad propia (y
simultáneamente, se vieron lobos en el Esquilino).
A los Penates del Velia se les confunde a menudo
con Castor y Pólux, los dioscuros hijos de Júpiter, o incluso con los propios
Penates del templo de Vesta. Con el tiempo se les identifica con los Cabiros de
Samotracia, suponiéndose que fue el propio Eneas el que los trajo.
Nota
del autor
Desgraciadamente no sabemos nada
sobre este festival, aunque es de imaginar que sería sencillo y similar al que
realizaría el paterfamilias en su hogar: una pequeña ofrenda y una libación,
tanto en honor de los Penates como de Vesta. Como se ha leído, saber dónde se
hallan los penates públicos es complicado. Lo más plausible sería el templo de
Vesta, pero no poco autores antiguos consideran que los penates del templo
situado en el monte Velia también lo son; o como Varrón asegura: “La primera ciudad de estirpe romana que se
fundó en el Lacio, fue Lavinio; en efecto, allí están nuestros dioses penates.”
¡Solo Vesta sabe la verdad de este misterio!
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