Humilde y sencillo festival en el que los
pescadores y buceadores del Tíber honran al Padre Tíber y a Vulcano.
Origen
Siendo un festival humilde y arcaico, poco se sabe
sobre su posible origen, aunque lo más probable es que sea de tiempos de Numa;
no así de tiempos de Rómulo, como consideran algunos autores. Numa sustituyó,
según el mito, los sacrificios humanos –ya raros en su época-, por sacrificios
de animales. Ovidio, en sus Fasti III (340), lo explica didácticamente
en una conversación entre el padre de los dioses, Júpiter, y Numa, este último
con la intención de convencer a la divinidad de la conveniencia de tornar la
naturaleza brutal de los sacrificios humanos en otros menos bárbaros: “«Corta una cabeza», dijo el dios, y el rey
le respondió: «Obedeceremos, cortaremos una cebolla arrancada de mi jardín». El
dios agregó: «La de un hombre». El otro dijo: «Tú tomarás sus cabellos». El
dios le pidió una vida, a lo que Numa respondió: «La de un pez».”
Tras esta corta conversión, Júpiter, convencido por
la astucia y audacia de Numa, acepta de buen grado el cambio. Curiosamente,
Numa pone de ejemplo la vida de un pez como sustituto de la vida humana, lo que
tiene relación con este festival y con el festival de la Volcanalia, con el que
tiene similitudes.
El sencillo
festival
Se trata de un día festivo para los pescadores,
buceadores y, posiblemente, todos aquellos cuyo modo de vida inmediato sea esté
relacionado con las riquezas que proporciona el propio Tíber –barqueros, pescaderos,
tenderos de productos fluviales-. Los pescadores y buceadores son miembros de
un collegium profesional que recibe
el nombre de corpus piscatorum et
urinatorum totius alvei Tiberis. Como curiosidad se puede añadir que los
buceadores no se dedican realmente a la pesca, sino a recuperar las mercaderías
que caen de los barcos y barcazas fluviales al desembarcarlas a tierra.
El pretor urbano es el encargado de organizar el
festival y los ludi que lo amenizan. Ovidio,
en sus Fasti VI (235), menciona el festival y los ludi: “[…] recuerdo que contemplé los juegos en el
césped del Campo de Marte, y que esos juegos eran tuyos, Tíber escurridizo. Ese
día es festivo para los que tiran del hilo mojado, y ocultan los anzuelos
ganchudos en pequeños trozos de alimento.” Al parecer, el costo de los ludi
es modesto, teniendo relación con la venta de pescado.
Ese día se pesca únicamente para las divinidades:
prohibida está la venta de pescado en los mercados. La captura de ese día se
ofrece al Padre Tíber, aunque se sacrifica en el altar que posee Vulcano en el
Volcanal, siendo muy similar al modo en que se realiza durante el festival de
la Volcanalia: se arrojan los peces al fuego del altar.
Nota del
autor
Considero que solo una parte simbólica de los peces
se arrojarían al altar, ya que algunos autores especifican que se sacrifican y
ofrendan “pequeños peces vivos”. El resto posiblemente se consumiría en un
banquete nocturno, o bien se entregaría al pretor como pago por los ludi.
Otra cuestión es dónde se realizaba el festival.
Algunos autores consideran que se realizaba en el Trestévere, barrio humilde
poblado de, entre otros, pescadores, barqueros… Pero leyendo a Ovidio y estando
el Volcanal situado cerca del Capitolino, creo personalmente que se realizaría
en la ribera del Campo de Marte. Los participantes en el festival –junto a sus
familias- llevarían su captura desde el Trastévere hasta el Volcanal, y
posteriormente asistirían al Campo de Marte para disfrutar de sus particulares
ludi.
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