Denario de plata de época republicana con la efigie de Júpiter |
Desconocidos ritos realizados en honor a Júpiter Fulgur –«que hace
relampaguear»-, la más pura y poderosa divinidad del rayo diurno; siendo Summanus el dios del rayo nocturno. El
culto a este dios con este epíteto se considera de gran antigüedad; a veces se
le denomina Fulgurator o Fulgens, incluso Fulminator.
Sacellum
Jovis
Posee un sacellum
inaugurado en el 252/1 a. C. –algunas fuentes hablan del 292 a . C.-, un pequeño
santuario dotado de un altar en el Campo de Marte, donde se le ofrendan los sacrificios
pertinentes en su festival.
Una nota
sobre los templos a Fulgur
Vitruvio en su Arquitectura I (2, 5) da algunos
detalles sobre cómo deben ser los templos o santuarios consagrados a Júpiter
Fulgur y otras divinidades asociadas al cielo: “[…] cuando se les erijan edificios a Júpiter Fúlgur y al Cielo, así
como al Sol y a la Luna, se establecerán al descubierto e hipetros; y es que
tanto las estatuas de estos dioses como sus señales propicias se vea a cielo
abierto y a plena luz.”
Un templo hipetros
carece de cobertura en su parte
central, lo que permite observar el cielo desde su interior, los signos
celestes, dejando entrar la luz con amplitud. Las plegarias, invocaciones,
ruegos o sacrificios dedicados a los dioses celestes deben dirigirse al cielo.
De otro modo, la comunicación con ellos sería imposible
El rito del condere fulgur –enterrar el rayo-
A Júpiter – no pocas veces como Fulgur o como Summanus,
ya caiga el rayo durante el día o durante la noche- se le consagran los lugares
donde cae el rayo –fulguritum-,
considerándose desde ese momento locum
religiosum, un término que oscila
entre sagrado y maldito. Los pontífices se encargan de “enterrar” el rayo
simbólicamente en una ceremonia de origen etrusco: tanto la zona afectada como
la inmediatamente alrededor debe arrojarse en un agujero practicado donde halla
caído el rayo, todo convertido en ceniza. Sobre esta oquedad se sacrifica una
oveja bidental, esto es una joven
oveja de dos años, mientras se murmura una siniestra letanía; por ello los
pontífices al realizar este rito para calmar la posible ira divina reciben el
nombre de bidentales.
Tras ello, se rodea el lugar de una pequeña cerca -puteal-. La estructura es similar a la
de los pozos, dejándolo abierto al cielo. Está prohibido pasar por encima del
mismo o tocarlo, siendo un sacrilegio hacerlo. Para los más extremistas o
devotos está prohibido incluso mirarlo. Creencia es que aquel que mancille un bidental provocará la ira divina, siendo
castigado con la locura. Sí está permitido repararlo en el caso de deterioro,
pero no de trasladarlo. Uno de los más famosos es el puteal Libonis –también llamado puteal
scribonianum-, al este del Foro en Roma, al que concurren banqueros,
comerciantes, prestamistas y usureros.
Notal del
autor
Desgraciadamente desconocemos que tipos de ritos y
sacrificios eran llevados a cabo en este modesto festival en honor a Júpiter
Fulgur. Respecto al condere fulgur,
algunas fuentes no especifican si los sacerdotes encargados de realizar el rito
deben ser pontífices, refiriéndose simplemente a ellos como sacerdos –sacerdotes-.
Bidental |
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