Denario de época de Trajano, representando a Fides Publica |
Antigua ceremonia en honor a la diosa Fides Publica, una de las virtudes más valoradas por los romanos: la fidelidad a la palabra dada. Esta divinidad personifica la lealtad y confianza del pueblo romano para cumplir sus promesas, incluyendo los juramentos con otros pueblos y naciones –Fides publica populi Romani-.
Origen del
culto a Fides Publica
Establecido por Numa Pompilio con la intención de
regular y establecer, más allá de la legislación, una garantía religiosa y
jurídica de los pactos entre los ciudadanos romanos. Eran los tiempos originales
de la ciudad. Dionisio de Halicarnaso en su Historia antigua de Roma II (75)
nos lo detalla:
“Numa dirigió
la ciudad hacia la frugalidad y moderación mediante las leyes anteriores. La
condujo a la justicia en los contratos imaginando un sistema desconocido por
todos los que establecieron las constituciones más elogiadas. Al ver que a los
contratos hechos en público y con testigos los preserva el respeto por los
presentes, y raros son quienes los violan, mientras que los hechos sin testigos
(muchos más que los otros) tienen como única garantía la buena fe de los
contratantes, pensó que era necesario ocuparse de ella más que de todo lo demás
y hacerla digna de veneración divina. Así pues decidió que Justicia, Temis,
Némesis, las llamadas entre los griegos Erinias –las Furias latinas- y
conceptos semejantes a estos habían sido convenientemente venerados y
santificados por los antiguos, pero Fides, aunque no existe entre los hombres
sentimiento mejor ni más sagrado, todavía no había obtenido veneración en los
asuntos públicos de las ciudades ni en los privados. Y con estas reflexiones
fue el primer hombre que erigió un templo de la Fe Pública y le instauró sacrificios,
como a los otros dioses, a expensas del estado. Y con el tiempo esta costumbre
pública de la fidelidad y firmeza hacia los hombres iba a transformar también
las costumbres de los particulares. Ciertamente la fidelidad fue considerada un
asunto tan venerable e incorruptible que el juramento por la propia fidelidad
era el mayor que uno podía hacer y más seguro que todo testimonio. Y cuando se
producía entre dos hombres una discusión acerca de un contrato sin testigos la
que dirimía la disputa e impedía que avanzase era la fidelidad de cada uno de
los propios litigantes. Y las magistraturas y tribunales de justicia decidían
la mayoría de las controversias mediante juramentos por la fides. Tales
exhortaciones de moderación y de justicia ideadas entonces por Numa hicieron a
la ciudad de Roma más organizada que la casa mejor administrada.”
El festival
público
Tito Livio, en su Ad Urbe Condita 1 (21), nos
detalla cómo debe realizarse el festival: “[…]
instituyó una fiesta solemne en honor exclusivamente de la Buena Fe; dispuso
que los flamines acudiesen a su santuario en un carro cubierto tirado por dos
caballos y celebrasen el servicio religioso con la mano envuelta hasta los
dedos, como signo de que la buena fe debía ser respetada y de que su sede, incluso
para la mano derecha, era sagrada.”
Envolver algo en un velo es, desde antiguo para los
romanos, signo sagrado. De alguna forma, convierte en sagrado aquello que se
envuelve. Y en el caso de la buena fe, de la confianza y los juramentos, las
manos son primordiales. Incluso hoy día, como en aquellos tiempos, se da la
mano para dar el visto bueno a un contrato, ya sea privado, público o entre
amigos; la estatua de Fides en su templo tiene su mano derecha velada.
Los flamines nombrados, son los sacerdotes de
Júpiter, Marte y Quirino, los más antiguos, oficiantes en el festival que
transcurre en el Capitolio en Roma y, por consiguiente, en todas las ciudades
del imperio que posean su propio capitolio.
A la diosa se la representa como una matrona
ataviada con una blanca estola, adornada con una corona de laurel o de olivo,
portando una tórtola, ave que le está consagrada. También se la puede
representar con dos manos estrechándose, símbolo de acuerdo y buena fe dada; o
portando un canastillo con frutas o grano.
Aedes Fides
Erigido primitivamente por Numa Pompilio en el
Capitolio. Nuevamente, se erigió sobre el antiguo otro templo, siendo
inaugurado por Atilio Calatino en el 254 a . C., restaurado por M. Emilio Escauro en
el 115 a .
C. Este templo está dentro del llamado area
Capitolina, en el recinto donde se encuentra el templo a Júpiter Óptimo
Máximo. Situado en la esquina sudeste, cerca de la Puerta Pandana, antiguo
portón de la muralla que defendía el Capitolio en tiempos de la fundación de
Roma. Debido a su importancia religiosa y cívica, el senado suele reunirse en
este lugar.
En sus paredes pueden verse tablillas en las cuales
están inscritas los acuerdos internacionales de Roma con otras naciones a lo
largo del tiempo, así como diplomata del licenciamiento de soldados
especialmente honorables. Desgraciadamente una tormenta en el 43 a . C. ha arrancado algunas
de las tablillas, perdiéndose para siempre.
En su interior se puede admirar una estatua del
escultor Apeles: un anciano enseñando a un joven a tañer la lira.
Nota del
autor
Como puede observarse, se trata de un festival
público sencillo y, al parecer, poco seguido por las gentes. Nada de
multitudes, siendo casi privado, discreto. Desgraciadamente, poco más sabemos
del festival en sí mismo. ¿Una procesión seguiría a los flamines? ¿Acudirían
los senadores, ya que al fin y al cabo era uno de sus lugares de reunión? Es
complicado aventurarse, aunque sí debe tenerse en cuenta la importancia que
tenía Fides por su propia naturaleza.
Localización del Aedes Fides |
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