Augusto como pontífice máximo |
Juegos en honor al emperador Augusto, siendo muy
populares. También conocidos como Augustales, o ludi augustales; o incluso como
ludi divo Augusto et Fortunae Reduci
–juegos del divino Augusto y la Fortuna del Regreso-.
Evolución en
el tiempo de los ludi
Tras la derrota de Marco Antonio y Cleopatra en la
batalla naval de Actium (32 a .
C.), el pueblo y senado de Roma ofrecieron a Octaviano, el futuro Augusto,
honores de todo tipo; algunos espontáneos, otros con motivos más políticos.
Dión Casio en su Historia romana LI (19), lo detalla con acierto: “Mientras tanto, e incluso antes, los
romanos en su patria le estuvieron decretando continuos honores por su victoria
naval. Le concedieron el triunfo sobre Cleopatra, un arco triunfal en Brindisi
y otro en el foro romano. decidieron que el podio del templo a Julio adornado
con los espolones de las naves capturadas, que se celebrara un festival cada
cuatro años en su honor, que se ofrecieran gracias a los dioses tanto en el día
de su natalicio como también en el que se dio la noticia de su victoria.
También le otorgó el honor de que, cuando llegara a la ciudad, salieran a
recibirle las vestales, el Senado y el pueblo, acompañados estos de sus mujeres
e hijos. Es innecesario decir que se le decretaron plegarias, estatuas, la
presidencia de los espectáculos y otros honores semejantes.”
El festival quinquenal que se nombra –quinquenal ya
que el cómputo romano es inclusivo- es el origen de los ludi augustales. De igual modo, en las ciudades y provincias del
Imperio también se le concedieron esos honores, templos y estatuas, así como la
celebración de esos juegos quinquenales. El orden ecuestre, además, en su
conjunto, acordó celebrar el natalicio de Augusto años alternos, sufragándolo
con su propio peculio –llamados ludi
natalli y celebrados el 23 de septiembre-. Los pretores, a su vez,
encontraban válida cualquier excusa para celebrar juegos en su honor; a ser
posible, cada año.
En los primeros años, tanto los ludi como el
natalicio, se alternaban entre sí, sin mucha coherencia; ni estaban inscritos en los Fasti, el
calendario oficial romano.
El
ludi natalli de Augusto se decretó
oficialmente en el 11 a .
C., como relata, nuevamente, Dión Casio LIV (34): “[…] el cumpleaños de Augusto fue honrado con varias cacerías de fieras,
tanto en el circo como en otros muchos lugares de la ciudad. Y aunque no había
ningún decreto al respecto, así siguió haciéndose todos los años por alguno de
los pretores en ejercicio. Los Augustalia, ese mismo festival que todavía hoy
se celebra, se organizaron por primera vez en aquel año con la autorización de
un decreto.”
Primera vez que se nombran separados el ludi natalli y las Augustalia.
Ara Fortuna
Redux
El 19
a . C. regresa Octaviano –ya llamado Augusto- de su
periplo por tierras asiáticas. Entra en la ciudad de Roma el 12 de octubre, día
en el que se le dedica un altar a Fortuna Redux, aunque no se consagrará hasta
el 15 de diciembre. Dión Casio lo relata del siguiente modo: “[…] la erección de un altar a la Fortuna
del Regreso –pues así era como la llamaban- y que el día de su regreso fuera
considerado festivo y se le otorgara el nombre de Augustalia.”
Este altar está situado cerca de la porta Capena, siendo vecino del templo a
Honos y Virtus. En este lugar las vestales y los pontífices ofrecen sacrificios
en su honor y en el de Fortuna Redux, divinidad protectora de los que regresan
de un viaje, especialmente de aquellos que revisten peligro y dificultad. Tanto
la diosa como la Augustalia son parte del programa de Augusto para instaurar el
culto imperial.
Número de
días de celebración
A la muerte de Augusto el 14 d. C. comienza la
verdadera Augustalia –si se puede expresar de ese modo-, por decreto del Senado
Al principio no se celebran del 3 al 12 de octubre. Sucesivos emperadores
ampliarán el festival hasta alcanzar ese número de días. Los juegos en Roma los
organiza, en principio, los tribunos de la plebe, ataviados con uniforme
triunfal durante las carreras en el circo; ya desde tiempos de Tiberio lo
organiza el pretor peregrino.
Tácito, en sus Anales I (15) narra los hechos: “Entre las solicitudes presentadas por los
tribunos de la plebe estaba la de organizar a sus propias expensas unos juegos
que en memoria de Augusto se añadieron a los fastos y se llamaron Augustales.
Sin embargo, se votó a tal fin un presupuesto salido del erario, y que los
tribunos usaran en el circo de vestidura triunfal; no se les permitía ir en
carro. Luego, la celebración anual se transfirió al pretor al que
correspondiera la jurisdicción entre ciudadanos y extranjeros.”
Los ludi
Comienzan con una solemne procesión en la que se
portan la efigie de Augusto, de su genius,
así como de algunos miembros de la familia imperial; acompañados, de igual modo,
con las efigies del emperador reinante y su familia.
Estos juegos incluyen carreras de carros y ludi sceanici, representaciones
teatrales, así como venationes
–cacerías de animales en el circo o el anfiteatro-.
- Los
sceanici se representan del día
3 al 9.
- El
día 10 se celebra el inferiae Germanici,
en honor a Germánico, padre de Calígula –se puede considerar un día fuera
de los ludi; las inferiae son
ofrendas, exequias, ofrecidas a los difuntos-.
- El 11 y 12 son los días grandes, con magníficos juegos circenses y venationes.
En otros
lugares del Imperio
Estos ludi
son muy populares en todo el Imperio: las autoridades locales y provinciales
compiten por demostrar quien es más devoto a la familia imperial y su culto.
Tanto los honestiores como la plebe disfrutan de estos juegos. Sin embargo,
algunas celebraciones locales reciben el nombre de Augustalia para honrar a
Augusto, sin ser necesariamente estos mismos ludi.
En las grandes ciudades del oriente imperial, como
Alejandría, Pérgamo o Nicomedia, se las conoce como Sebasta –el equivalente griego a augusto, “venerable”-, siendo
multitudinarias y muy célebres; en estos lugares se añaden juegos gimnásticos y
competiciones musicales a los circenses y escénicos.
Cabe destacar las Augustalia de Neapolis
-instituidas por el propio Augusto el 2 a . C.-, que gozan de gran renombre,
celebradas con especial magnificencia, siendo rival de otras festividades de
raigambre griega, aunque son quinquenales, tal y como detalla Estrabón en su
Geografía V (capítulo 4): “[…] cada cinco
años, se celebra entre ellos una competición sagrada de música y gimnasia, que
dura varios días, comparable con las más célebres de las que tienen lugar en la
Hélade.”
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