Denario representado a Júpiter Tonante |
Procesiones lustraciones en honor a estas dos deidades,
por motivos muy diferentes. Se trata de dos dioses muy vinculados al Estado
romano, por lo que estas procesiones suelen ser más multitudinarias y emotivas
cuando Roma se ve atacada por algún peligro, prodigio o catástrofe natural.
Iuppiter
Tonans
Durante el transcurso de las terribles guerras
cántabras, el emperador Augusto salvó la vida por muy poco al ser, casi,
alcanzando por un rayo. Era el año 26
a . C., prometiendo Augusto un templo en honor a Júpiter
Tonante –«que hace tronar»-. Suetonio nos lo narra: “Consagró un templo a Júpiter Tonante por haberle salvado del peligro
cuando, durante una marcha nocturna en su expedición contra los cántabros, un
rayo pasó rozando su litera y mató al esclavo que le precedía para alumbrarle.”
No fue hasta el 1 de septiembre del 22 a . C. que cumplió su promesa.
El templo a
Júpiter Tonante –aedes Iuppiter Tonans-
Está situado en el Capitolino, siendo la “antesala”
del templo a Júpiter Capitolino. Augusto dotó al templo de magníficos mármoles
y obras de arte, siendo muy visitado y admirado. Tanto fue así, que el
emperador recibió una “visita” del mismo Júpiter Capitolino durante uno de sus
sueños, quejándose de que las visitas habían disminuido a causa del templo a
Júpiter Tonante. Augusto contestó a la divinidad, que no se preocupase, que
solo se trataba del vestíbulo de su gran templo. De hecho, el emperador colocó
campanillas en la techumbre del templo, para demostrar su afirmación.
Como característica de este templo destacar que es
descubierto, o hipetros, como relata
Vitruvio: “y es que tanto las estatuas de
estos dioses como sus señales propicias se ven a cielo abierto y a plena luz.” Se
trata de un edificio que carece de cobertura
en su parte central.
Iuno
Regina
Existe controversia sobre la antigüedad de esta
Juno Regina. Algunos autores consideran que esta compañera de Júpiter
Capitolino es antiquísima, otros, sin embargo, creen que se trata de la Juno de
la ciudad etrusca de Veyes, captada para Roma por medio de la evocatio –la petición de una deidad
extranjera a “pasarse” al bando romano, donde se le rendirán los honores
adecuados.-
El templo a
Juno Regina –templum Iuno Regina-
Prometido por M. Furio Camilo en el año 396 a . C., antes de la toma
de Veyes, la gran rival de Roma en aquellos tiempos, cuando la República era un
pequeños estado. El templo fue inaugurado en el 392 a . C. en el Aventino.
Camilo se trajo de Veyes una antigua estatua de madera representando a la
divinidad, una verdadera reliquia.
Ya desde el principio, a la estatua se le asociaron
diversos prodigia, hechos milagrosos
y divinos, tal y como narra Dionisio de Halicarnaso en su Historia antigua de
Roma: “El propio Camilo, mientras
conducía su ejército contra la ciudad de Veyes, prometió a la reina Juno de los
leyentes que, si tomaba la ciudad, colocaría su estatua en Roma y le
establecería muy ricos cultos. Una vez cogida la ciudad, envió a los caballeros
más distinguidos para que levantasen la estatua de su base. Cuando llegaron los
enviados al templo y uno de ellos –tal vez por broma y risa, quizás pidiendo un
augurio- preguntó si la diosa quería trasladarse a Roma, la estatua con voz
sonora pronunció que quería. Esto sucedió dos veces, pues los jóvenes, dudando
que la estatua fuese la que había hablado, preguntaron de nuevo lo mismo y
oyeron la misma voz.”
Debido a su vinculación con diversos prodigios, es
habitual que el estado romano o algunos particulares –habitualmente matronas-
le hagan ofrendas en plata y le ofrezcan sacrificios apropiados; o bien otro
tipo de ceremonias, como ocurrió en tiempos de la guerra de Anibal. Livio nos
narra diversos prodigios y la forma de aplacarlos gracias a Juno Regina: “Se hablaba de que en Lucania habían
aparecido llamas en el cielo; en Priverno, haciendo buen tiempo, el sol había
estado rojo durante un día entero; en Lanuvio se había oído un ruido atronador
durante la noche en el templo de Juno Sospita. Llegaban noticias recientes de
nacimientos monstruosos de animales en muchos sitios: en la Sabina había nacido
una criatura que no se sabía si era niño o niña, y había aparecido otro chico,
de dieciséis años ya, también de sexo incierto; en Frusinon había nacido un cordero
con cabeza de cerdo, y en Sinuesa un cerco con cabeza humana; en Lucania, en
terreno del Estado, un potro con cinco patas. Se consideró que todos estos
seres eran monstruosos y aberrantes, fruto de una naturaleza que pervertía las
especies; fueron rechazados con particular horror los hermafroditas, dando
orden de echarlos al mar inmediatamente, como se había hecho poco antes […]. A
pesar de todo, se pidió a los decenviros que consultasen los Libros acerca de
aquel portento. Ateniéndose a ellos, los decenviros prescribieron las mismas
ceremonias que se habían realizado hacia poco a raíz del fenómeno similar.
Mandaron, además, que tres coros de nueve doncellas recorrieran la ciudad
cantando un himno a Juno Regina y le llevaran un presente.”
Denario representando a Juno Regina |
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