Ambas festividades son hermanas en su concepción,
naturaleza y propósito, al rogar por el beneplácito de dos divinidades
asociadas: Ceres, diosa del cereal,
y Tellus, personificación de la Tierra.
En el caso de Ceres, se ruega por que insufla
vitalidad en las semillas recién sembradas y las protega de cualquier mal –que
en el mundo agrario son muchos-, y Tellus el lugar o solaz donde las semillas
germinarán.
Cabe comprender que la Feriae Sementivae se realiza
en los campos sembrados –sementis en
latín procede precisamente de sembrado-, y la Paganalia ,
en las aldeas de los campesinos –un pago es una pequeña aldea-.
¿Cuándo se
realizan los festivales?
Son feriae
conceptivae, esto significa que la fecha es móvil, siendo designada por los
flamines, sacerdotes o magistrados adecuados. La fecha es un tanto imprecisa
pues se determina en relación a la finalización de la siembra en diciembre. El
clima en este caso es el que influye en la fecha. El año agrario se ve
modificado según las inclemencias climáticas.
En el caso de la Paganalia
la fecha “ideal” es el 24 de enero, y de la Feriae Sementivae un día
después, el 25 de enero, aunque cabe entender que puede variar en muy pocos
días, e incluso ambas coincidir en la fecha.
Días de
festival
Fiesta agraria, los labradores y los animales de
labor descansan ese día, tras la dura labor de la siembra. Incluso los animales
disfrutan de ciertos honores al ser coronados con guirnaldas de flores, hasta
algunos arados son engalanados de esa forma. Los animales además pueden pastar
tranquilos por los campos.
Los campesinos elaboran pequeñas efigies de Baco llamadas oscilla, que cuelgan de los árboles. Estas efigies se elaboran con
materiales muy perecederos, aunque algunos más pudientes las realizan en
mármol, bronce o terracota. Algunas son un tanto toscas, otras, verdaderas
obras de arte, todo según la capacidad de cada hogar. Estas oscillae, mecidas por el viento, dirigen
sus dotes purificadoras y benéficas hacia los viñedos, al estar asociadas al
gran Pater Liber, Baco, o Dionisios.
En honor a las dos diosas se realizan ofrendas de tortas
de escanda –un tipo de trigo que fue básico en la alimentación del mundo
antiguo-, y el sacrificio de una cerda preñada (porca praecidanea), la cual personifica los campos sembrados y
fértiles. En latín el surco arado se denominaba porca. Lo habitual es que la mayoría de los habitantes de la
localidad acudan al festival.
Cuando se sacrifica a la cerda se invocan a doce
divinidades, que en realidad son diversos aspectos de Ceres y Tellus. Es
importante recitar correctamente y por orden esta lista. Los romanos observan
sus rituales meticulosamente. Son los siguientes:
- Vervactor,
que preside las labores del barbecho
- Reparator,
que prepara los campos
- Imporcitor,
que hace los surcos con el arado
- Insitor,
que siembra los campos
- Obarator,
que labra
- Occator,
que allana la tierra
- Sarritor,
que rastrilla
- Subruncinator,
que escarda
- Messor,
que siega
- Convector,
que ayuda a la recolección
- Conditor,
que ayuda a almacenar las cosechas
- Promitor,
que hace crecer los campos
Tras el sacrificio los aldeanos y campesinos
celebran un banquete rústico.
Ovidio en los
Fasti
Este gran poeta latino nos describe los ruegos
asociados a estas festividades, tal y como podemos encontrar en los Fasti (675-684):
“Compañeras
en el trabajo por quienes los antiguos tiempos se transformaron y la bellota de
la encina fue reemplazada por un alimento más nutritivo, colmad de
inconmensurables cosechas a los campesinos siempre insatisfechos, para que
reciban la recompensa que merecen sus cultivos. Proporcionad a los brotes
tiernos un desarrollo ininterrumpido, para que los nuevos retoños no se pasmen
por las gélidas nieves. Cuando sembramos, despejad el cielo con vientos apacibles;
cuando la semilla está enterrada, regadla con la lluvia de los cielos. Impedid
que los pájaros, ruina de los cultivos, devasten los campos de trigo en
destructoras bandadas. También vosotras, hormigas, dejad en paz los granos
enterrados: después de la cosecha la abundancia de vuestro botín será mayor.
Que mientras los sembrados crezcan libres del áspero tizón y no adquieran un
color pálido al enfermar por algún influjo nefasto de la atmósfera; que no se
desarrollen débiles por la sequía, ni tampoco, engordando más de lo normal,
lozanas perezcan por su propia abundancia; que los campos estén al abrigo de la
cizaña que daña a los ojos, y que la avena loca no aparezca en la tierra
cultivada; que el campo devuelva, con un interés centuplicado, los granos de
trigo, la cebada y la escanda que por dos veces sufrirá el fuego”
Comentarios
Día a día espero ir completándolo, aunque sí debo decir que... ¿estos romanos no trabajaban nunca o qué? ;) Menuda cantidad de festivales, coñe. Bueno, poco a poco. Espero perseverar y culminar todo el año festivo romano. Que Fortuna me ayude :)