Antiguo festival realizado en honor de la ninfa
Carmenta, cuya principal y primera función es proteger a las mujeres de los
abortos naturales. Según la posición de los niños al nacer, se les denomina Postvorta o Antevorta. Con el tiempo, estas apelativos se han transformado en
dos divinidades asociadas a la profecía: la primera observa el pasado, la
segunda el porvenir. De igual modo,
estas divinidades a veces son títulos de la propia Carmenta. Primitivamente,
Carmenta era una ninfa relacionada con las aguas, siendo uno de las ninfas
llamadas camenae, junto a Egeria.
Este festival es muy popular entre las mujeres,
especialmente entre las matronas y embarazadas, que ruegan a la diosa para
evitar abortos y solicitar sus conocimientos proféticos.
Flamen
Carmentalis
Los ritos y festivales de la diosa están oficiados
por el Flamen Carmentalis, de gran antigüedad y prestigio sagrado. Ejerce su
sacerdocio en el templo dedicado a Carmenta cerca del Capitolio, junto a la
Puerta Carmentalis.
La palabra carmen
En latín tiene múltiples significados, que revela,
además, en gran medida la propia naturaleza de Carmenta: hechizo,
encantamiento, profecía, e incluso poema. Por ello, se cree que las matronas embarazadas
acuden al festival para solicitar vaticinios sobre sus hijos aún por nacer.
Prohibición
Carmenta no puede en modo alguno contaminarse con
ningún elemento relacionado con la muerte. Por ello está prohibido incluso
llevar cuero a su templo, que no deja de ser la piel muerta de los animales.
Además, no se le realizan jamás sacrificios cruentos. Durante la Carmentalia se
le ofrecen diversos vegetales, especialmente cereales.
El festival
según Ovidio
Este gran autor describe parte de los ritos de la
Carmentalia en sus Fasti I (619-ss.), y la singular razón de añadir un segundo día
al festival: la ira de las matronas romanas cuando se les derogó el derecho a
ser transportadas en carruaje por la ciudad:
“Cuando el
sol que vea tras de sí a las Idus sea el tercero, se oficiarán las ceremonias
relacionadas con la diosa Parrasia –porque se consideraba que procede de
Parrasia, en Arcadia-. Pues antes transportaban a las madres ausonias –una
forma de denominar a Italia- carruajes que también creo que se llaman así por
la madre de Evandro. Más tarde se les arrebató ese honor, por lo que ninguna
señora aceptaba renovar la descendencia de sus ingratos esposos con
alumbramiento alguno, y, para evitar el parto, se golpeaban a ciegas
temerariamente y expulsaban de sus entrañas el peso que iba creciendo. Dicen
que los senadores llamaron al orden a las esposas que se atrevieron a tal
inhumanidad, pero que pese a ello les devolvieron sus derechos. Y ahora mandan
que se celebren dos ceremonias igualmente en honor de la madre tegeea, porque
nazcan niños y niñas. La ley no permite llevar pieles a su santuario para que
esas pieles muertas no corrompan el fuego puro. Quienquiera que guste de ritos
antiguos, que ponga junto al oficiante: escuchará palabras que antes
desconocía. Se realizan expiaciones a Pórrima y a Postverta, hermanas tuyas,
diosa menalia, o compañeras de tu huida. Se piensa que una había vaticinado lo
que había ocurrido mucho tiempo atrás, y la otra, lo que había de sobrevenir en
el futuro.”
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