
Puñal de doble filo, con una hoja de aproximadamente un pie de largo –entre 25 y 35 centímetros- y un ancho considerable, además de gozar de una elevación a lo largo de la hoja que lo hace aún más mortal. La hoja en principio elaborada en bronce, para posteriormente ser de hierro o acero, terminada en punta.
La empuñadura suele ser de bronce, remachada a través para reforzarla. Las cachas pueden ser de madera –habitualmente de terebinto negro de Siria-, marfil o cuerno, estando habitualmente muy ornamentadas. Estas cachas a veces tienen refuerzo metálico.
El extremo del pomo del arma suele tener forma biglobular –dobles esferas-, posiblemente siguiendo el modelo de puñales de la Hispania céltica. Este pomo a veces tiene la forma de cabeza de animales y deidades según el modelo y gusto de su poseedor. De todas formas muchos pomos tienen un extremo diferente.
La funda, habitualmente de metal, suele sujetarse al cinturón por medio de anillas y correas. Ricamente decoradas en plata, oro y esmaltadas en rojo. Muchas de ellas son verdaderas obras de arte, especialmente las llevadas por los oficiales en las legiones, ya que también es indicativo de grado social.
El pugio se lleva en el lado opuesto al gladius, por lo tanto los legionarios lo llevan a la izquierda y los centuriones a la derecha. Para extraerlo uno se ayuda del pulgar para desenfundarla con facilidad, empujándolo de su funda.
El término pugio procede de pugnus, lucha cuerpo a cuerpo, a distancia muy corta. El pugio romano tiene como modelo los puñales utilizados por las tribus celtas hispánicas que desde el s. III a.C. se enfrentaron a Roma, la cual no dudó en copiarlo debido a su gran efectividad. Se considera al pugio un gladius de menor tamaño, pero muy efectivo cuerpo a cuerpo, ya que puede utilizarse tanto para clavar como cortar, al poseer doble filo y punta afilada. Se considera un arma auxiliar, siendo además muy útil para la vida diaria del legionario, ya sea preparando alimentos, o para la reparación o fabricación de enseres.
La empuñadura suele ser de bronce, remachada a través para reforzarla. Las cachas pueden ser de madera –habitualmente de terebinto negro de Siria-, marfil o cuerno, estando habitualmente muy ornamentadas. Estas cachas a veces tienen refuerzo metálico.
El extremo del pomo del arma suele tener forma biglobular –dobles esferas-, posiblemente siguiendo el modelo de puñales de la Hispania céltica. Este pomo a veces tiene la forma de cabeza de animales y deidades según el modelo y gusto de su poseedor. De todas formas muchos pomos tienen un extremo diferente.
La funda, habitualmente de metal, suele sujetarse al cinturón por medio de anillas y correas. Ricamente decoradas en plata, oro y esmaltadas en rojo. Muchas de ellas son verdaderas obras de arte, especialmente las llevadas por los oficiales en las legiones, ya que también es indicativo de grado social.
El pugio se lleva en el lado opuesto al gladius, por lo tanto los legionarios lo llevan a la izquierda y los centuriones a la derecha. Para extraerlo uno se ayuda del pulgar para desenfundarla con facilidad, empujándolo de su funda.
El término pugio procede de pugnus, lucha cuerpo a cuerpo, a distancia muy corta. El pugio romano tiene como modelo los puñales utilizados por las tribus celtas hispánicas que desde el s. III a.C. se enfrentaron a Roma, la cual no dudó en copiarlo debido a su gran efectividad. Se considera al pugio un gladius de menor tamaño, pero muy efectivo cuerpo a cuerpo, ya que puede utilizarse tanto para clavar como cortar, al poseer doble filo y punta afilada. Se considera un arma auxiliar, siendo además muy útil para la vida diaria del legionario, ya sea preparando alimentos, o para la reparación o fabricación de enseres.
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