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Calendario religioso romano: Feroniae –13 de noviembre-

Denario augustal representando a Feronia

Festival dedicado a Feronia, diosa sabina de la naturaleza salvaje; este día también está dedicado a Fortuna Primigenia, ambas divinidades muy unidas a la ciudad de Praeneste.

La diosa Feronia
Su nombre deriva del sabino feres, “terreno no cultivado”, en contraposición con el mundo civilizado agrícola, aunque no como un opuesto negativo –aunque otros consideran que su nombre procede de ferus, silvestre, animal salvaje-. Feronia es divinidad que habita en el linde del mundo silvestre y el agrícola. Puede considerarse que se trata de la naturaleza salvaje, sin domesticar, pero que es propicia a ello, siendo benefactora de la humanidad.
Es celosa de su privacidad, la que protege del modo que sea, como revela curiosamente Plinio el Viejo en su Historia Natural, II, 146: “En Italia, entre Terracina y el Templo de Feronia dejaron de hacer torres en tiempos de la guerra civil, al no quedar en pie ninguna de ellas por los rayos.” Se explica el fenómeno meteorológico, la inusual tormenta eléctrica, como una manifestación clara de la diosa por no tener vínculo alguno con las ciudades, símbolos de civilización. Feronia es agreste, y así desea permanecer. Una divinidad “salvaje” que no deseaba tener vínculo alguno con la ciudad, aunque cabe destacar que no se trata de una divinidad hostil: es patrona de los mercados agrícolas rurales.
Entre los sabinos se emitió moneda con su efigie, lo que muestra su importancia entre estas gentes.

Según Dionisio de Halicarnaso la diosa recibe tres epítetos diferentes:
  • Antóforos, portadora de flores
  • Filostéfanos, amante de las coronas
  • Perséfone, aunque esta más inusual

Érulo, el rey-demonio
La diosa Feronia tiene escasa mitología, aunque destaca su hijo Érulo, identificado como uno de los antiguos reyes de Praeneste, nombrado por Virgilio en la celebérrima Eneida. En ella se nos narra como un nostálgico Evandro, rey fundador de Palantia, lo había vencido en combate personal. Extraño y singular ser con tres cuerpos y tres almas, siendo similar al gigante Gerión:

“Ah, si quisiera Júpiter devolverme mis años juveniles,
Como era entonces cuando al pie de los muros de Praeneste
Arrollé la vanguardia de enemigos
Y quemé vencedor pilas de escudos
Y mandó este mi brazo a las simas del Tártaro
Al rey Érulo, aquel a quien su madre Feronia –horroriza contarlo-
Dio al nacer tres vidas. Le era dado vestir tres armaduras.
Tres veces era fuerza darle muerte.
Pues le arranco las tres, este mi brazo, con sus tres armaduras.”

El santuario de Lucus Feroniae
Posee numerosos santuarios silvestres en Italia central, aunque el más célebre y conocido está en Feronia, muy cerca del Monte Soracte –ver entrada en el blog sobre la licantropía y el dios Sorano-. Este lugar recibe el nombre de Lucus Feroniae –Bosque sagrado de Feronia-, destacando lo poco poblado de la región y sus frondosos y primigenios bosques.
En este lugar, desde antiguo, los sabinos, latinos y etruscos, se reúnen para mercadear, sin preocuparse de conflictos bélicos: todos respetan la naturaleza sagrada del santuario, siendo Feronia muy celosa del respeto debido a ella. Feronia es adorada por los tres pueblos antes citados.

Tito Livio, en su Historia de Roma XXVI, 11, 9, nos narra el saqueo que sufrió el santuario a mano del temible Aníbal durante las Guerras Púnicas, además nos detalla cómo las gentes de alrededor lo empleaban como refugio de sus riquezas agrícolas y pecuniarias y el temor que despertaba la deidad: “Desde allí continuó hacia el bosque sagrado de Feronia, cuyo templo era en aquellos tiempos famoso por sus riquezas. Los habitantes de Capena y demás convecinos llevaban allí las primicias de sus cosechas y otros presentes, de acuerdo con sus posibilidades, y lo habían adornado con gran cantidad de oro y plata. De todas estas donaciones fue entonces despojado el templo. Después de la marcha de Aníbal se hallaron grandes montones de bronce, pues los soldados tiraban las piezas impulsado por el temor religioso. Sobre el despojo de este templo no hay duda entre los historiadores.”

Debido a ello, a Feronia también se la considera garante de las primicias agrícolas, aunque pueda parecer contradictorio.

Estrabón, en su Geografía, V, 2, 9, al describir someramente el santuario, destaca un curioso rito extático asociado al mismo: “La ciudad de Feronia se encuentra al pie del monte Soracte y tiene el mismo nombre que una divinidad del lugar que goza de gran veneración entre los habitantes de entorno; de hecho, en este lugar se levanta su santuario, en el que se celebran asombrosas ceremonias: así, poseídos por esta diosa, pasan con los pies desnudos sobre una gran superficie de carbones y ascuas ardientes, sin sentir dolor, y una muchedumbre de gentes se reúne en comunidad con motivo de esta fiesta solemne, que se celebra cada año, y para adorar a la citada diosa.”

En tiempos de Augusto, el lugar obtiene la categoría de colonia –siendo poblada con veteranos de guerra-, un gran honor, con el nombre de Colonia Iulia Felix Lucoferensis, disponiendo de anfiteatro –con capacidad para cinco mil espectadores-, basílica, termas y otros edificios públicos, ideales para celebrar su festival anual.

El santuario de Terracina
Situado a pocas millas al noroeste de Terracina –también llamada Anxur-, en la costa sur del Lacio. El santuario domina un bosquecillo. Aquí es costumbre que los esclavos manumitidos vayan en busca de su pileus, el gorro que les identifica como libertos. Lo habitual es que estos esclavos sean manumitidos en pleno mercado, siendo un evento multitudinario con más que suficientes testigos de la liberación.
Debido a la naturaleza de Feronia, se la considera protectora de los libertos e incluso de los esclavos, representándolos. Es una de las deidades más vinculadas a los libertos y las clases humildes. En este santuario se veneran a dos deidades, puer Iuppiter –Júpiter niño-, también llamado Anxyrus; y a Iuno virgo, identificada como Feronia.

El santuario en Roma –lucus Feroniae in Campo Martio-
Tras una guerra con los sabinos en el siglo III a.C., vencidos por el cónsul Curio Dentato, y por medio de evocatio –una petición formal a una divinidad para abandonar su ciudad para instalarse en Roma-, se inauguró un templo a Feronia en el Campo de Marte, cerca de la porta Salaria.

Notas sobre el festival
No se tiene una descripción exacta de su festival, aunque se puede tener una idea aproximada del mismo; sin embargo, es posible que no se celebrase en la propia ciudad de Roma, sino en sus santuarios rurales de Italia central, denominándose Feroniae in campo.
Comerciantes, artesanos y labradores aprovechan el festival como día de mercado, siendo así desde muy antiguo. Se trata de grandes ferias, de las más concurridas y activas de Italia, muy vinculadas al mundo rural. Los libertos suelen realizar donaciones en sus santuarios, siendo perfecto realizarlos durante el festival –o bien, celebrando el día de su liberación-. Los labradores utilizan los santuarios como grandes hórreos, ofreciendo sus primicias.
Estrabón, como ya se ha podido leer, narra los singulares ritos que se realizan en sus santuarios. Otro detalle del culto a Feronia se desarrolla en su santuario de Trebula Mutusca, ciudad sabina al norte del Lacio. Abundan los olivos en la zona, y allí viven multitud de pájaros carpintero, los cuales están asociados a dos divinidades: Marte y Feronia. Cuando hace referencia al primero se le llama picus martius, y cuando hace referencia a la diosa, picus feronius. Al pájaro carpintero se le atribuyen varias cualidades, una de ellas es estar vinculado al fuego, siendo portador del mismo –o protector-, y la otra, es que se le atribuye cierta capacidad profética. Por lo que no sería raro ver oferentes solicitando el favor de Feronia y su pájaro.

Mapa localizando Feronia -en azul- y el territorio sabino



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