Tarde de emociones encontradas. Una lucha interna
contra los nervios, ansiosos por cobrar un protagonismo que no se merecen. La
mente, en un vano intento, procura captar todo lo que sucede alrededor, pero se
escapan los detalles. Se charla con los amigos en un atávico rito social; a los
fantasmas, que no son sino los más profundos temores, se les expulsa de este
sencillo modo. Algunos de los que acompañan al futuro conferenciante rebuscan
en su repertorio chanzas y conversación superficial, reunidos en una mesa en la
que bailan cafés, cervezas y vino. Son momentos de distracción que se
agradecen.
Se llega al lugar del evento. Para algunos tribuna
y púlpito, para otros una palestra, un cadalso. Cada personalidad escoge el
ánima que caracteriza el lugar. Para este humilde escriba es cada una de ellas.
Solo espero que las divinidades, ociosas en su eterno Olimpo, estén derrotadas
por su holgazanería y no deseen divertirse a costa de este mortal. A uno no le
queda más remedio que conquistar ese territorio, hacerlo propio y aprovechar
sus ventajas.
Comienza la exposición, el alma expuesta y la obra
en trance emocional y dialéctico. Se detallan algunos aspectos de la misma, la
mente y la lengua trabajan en consonancia (aunque no tanto como a uno le gustaría),
se observa a la audiencia y se interpretan sus rostros y gestos (complejo
ejercicio de deducción), se intenta un acercamiento, una conexión, que todo
salga lo mejor posible. Hasta que finaliza el evento con la esperanza, al
menos, de haber logrado trasmitir parte de las ideas y emociones que uno se ha
empeñado en dotar a su obra.
Esta es mi primera obra literaria (y mi primera presentación),
y espero que solo sea el comienzo. Algo que deciden los lectores y nadie más.
Espero, confieso, encontrar mi público y hacer más soportable el tedio, y que
algún lector olvide sus prosaicos problemas, al menos durante un rato. El ocio
no es banal y trivial, es vital. Es pura supervivencia mental.
Quiero terminar agradeciendo a todos los que
acudieron a la presentación su asistencia (que era viernes por la tarde y la
semana laboral agota). En especial a Fernando De la Guardia por su esfuerzo
como promotor a media jornada (ya que su sueldo de funámbulo no le permite
más), a Don Carlos Oliverio por sus múltiples labores como tesorero y
reportero, y a dos Laura (Cabrera una, de los Nava y Grimón la otra) por sus
extensos álbumes fotográficos y sacar mi perfil menos tenebroso.
Al fin, mi novela, Entre néctar y ambrosía, es una realidad. Agradecido a la Editorial Seleer y a los futuros lectores. ¡Que las divinidades os sean propicias!
Comentarios
En cualquier caso, ¡enhorabuena por parir la novela! Voy a investigar un poco :)
Pues eso es que me estoy promocionando fatal. ;) Aquí te dejo el link de la editorial, para investigues un poco sobre la temática de la novela:
https://www.editorialseleer.com/es/detalles/entre-nectar-y-ambosia-una-fabula-entre-mortales-y-dioses-en-la-sicilia-romana-1067/