Moneda de cobre de Vespasiano, y Victoria Navalis |
Aniversario
conmemorativo de la dedicación de dos templos en esa fecha, a Spes, la esperanza y otro a Victoria.
¡Esperanza y Victoria!
El
pueblo y el senado de Roma ha medida que avanzaban en su conquista de Italia
–los samnitas no se lo pusieron fácil- y pugnaban contra la gran potencia de
Cartago, sufrían tantas victorias como derrotas. Acompañadas estas guerras con
hambrunas, escasez y privaciones de todo tipo, sin olvidar el gigantesco coste
humano y material. Tiempos inciertos, de máxima tensión, de cambios, adaptación
y, por supuesto, de dudas morales, cívicas y religiosas. Por ello, en esos
tiempos, se solicitó la ayuda de multitud de divinidades que conforman las
mejores cualidades de un ser humano. Se erigen templos a dioses como a Virtus,
Honos, Fides o Mens –la Inteligencia-; y en este caso a Spes, la esperanza, y
la Victoria.
A
finales de la República en Roma abundan templos que no veneran a las
divinidades “clásicas”, por llamarlas de algún modo –su nombre exacto es dii consentes-. Cicerón, como algunos
eruditos de su tiempo, se mofan de esta multiplicidad de dioses asimilables a
las necesidades y cualidades humanas. Así lo manifiesta en su Sobre
la naturaleza de los dioses II haciendo una relación de divinidades,
digamos, sospechosas: “Es el caso de
Confianza y de Mens […]. Ves el templo de Valor, ves el de Honor […]. ¿Qué
decir del templo a Ops, del de Salvación, del de Concordia, del de Libertad o
del de Victoria?”.
Sin
embargo, la mayoría de los romanos sí consideran a estas divinidades
importantes, dignas de confianza y veneración.
La diosa Spes
La
personificación divina de la esperanza –con especial dedicación a la juventud-,
con amplio culto en Italia y otras partes del occidente romano, incluyo culto
privado. Spes, así como los cultos de Fortuna o Fides, poseen asistentes que
reciben el nombre de magistri, la
mayoría esclavos, aunque también cuenta entre sus miembros libertos y
ciudadanos libres –destacar que estos magistri
pueden ejercer en Italia, pero no en la propia Roma-. Entre los griegos se la
equipara a Elpis, aunque no tiene culto en la Hélade.
Se
la representa como una joven portando un canasto floral, a veces una
cornucopia, aunque su imagen más reconocida es la de una diosa de gesto
sosegado, tranquilizador, jugueteando con una simple flor en la mano.
En
tiempos imperiales, Spes Augusta se
identifica con una de las virtutes,
una de las cualidades que hacen mejor al ser humano y, por extensión, en el
caso de la propaganda de la familia imperial, la capacidad del emperador de
ofrecer a su pueblo de mejores condiciones de vida –o al menos, la esperanza de
ello-.
Aedes Spei
Templo
erigido e inaugurado por A. Atilio Calatino durante la primera guerra púnica,
como rogativa a la esperanza de ganar una guerra de incierto final. La fecha es
incierta, quizás el 247 a
. C., siendo censor Calatino, aunque sí se sabe el día: 1 de agosto.
Está
situado en el Foro Holitorium –mercado de verduras y hortalizas-, muy cerca del
teatro de Marcelo; le acompañan dos templos más, el de Juno Sospita y el templo
de Jano. Los tres miran hacia el Capitolio. Está unido por un pórtico al templo
de Apolo Médico –porticus post Spei ad Tiberim ad aedem Apollinis
Medici-, construido por orden de M. Fulvio en el 179 a . C.
En
el 218 a .
C. fue alcanzado por un rayo, época de grandes temores: comenzaba la segunda
guerra púnica Tito Livio en su Historia de Roma 21 (62) nos narra
el estado de ánimo de Roma en aquellos momentos, cuando se produjeron numerosos
prodigios: “En Roma o sus aledaños
ocurrieron aquel invierno muchos prodigios, o bien, como suele ocurrir cuando
se apodera de los ánimos el temor religioso, se habló de muchos y se les dio
crédito de forma irreflexiva; entre ellos, que un niño de seis meses nacido
libre había gritado ¡Victoria! en el mercado de verduras, y que en el mercado
de ganado vacuno un buey había subido por si solo a una tercera planta y,
espantado por el alboroto de los vecinos, se había arrojado al vacío desde
allí, y que en el cielo habían brillado unas imágenes de navíos, y que el
templo de la Esperanza que está en el mercado de las verduras había sido
alcanzado por un rayo […].”
En
el 213 a .
C. el templo ardió, junto a otros, tras un incendio que duró dos noches y un
día, creándose una comisión especial para su reparación. Desgraciadamente, el
templo sufre otro incendio en el 31
a . C. En este caso Dión Casio en su Historia romana L (10)
nos explica las circunstancias de este hecho, posiblemente un acto de
descontento e insurrección entre los libertos: “Un incendio destruyó, entre otros monumentos, una parte considerable
del propio circo, así como el templo de Ceres y uno de los dos templos de
Esperanza. Se creyó que habían sido los libertos quienes habían hecho aquello,
pues a todos los libertos que vivían en Italia y poseían una fortuna superior a
cincuenta mil denarios se les había ordenado que pagaran, en calidad de
tributo, la octava parte. A raíz de aquella disposición provocaron numerosos
disturbios, crímenes e incendios y no se restableció el orden hasta que fueron
dominados por las armas.”
En
el 17 d. C., en tiempos de Augusto, es restaurado por Germánico, en el amplio
programa restaurador ordenado por el emperador.
Como
curiosidad se puede decir que el emperador Claudio nació un 1 de agosto,
coincidiendo con el dies natalis del
templo a Spes. Debido a ello la efigie de la diosa es habitual en las monedas
acuñadas durante su principado.
La diosa Victoria
Divinidad
que encarna, como su propio nombre indica, la victoria, aunque especialmente
aquella relacionada con el mundo bélico. Su nombre deriva de vincere, «la vencedora», aunque Varrón,
en su Lengua Latina V, es algo más creativo y la deriva de vincire, atar, “por el hecho de que los vencidos son atados”.
Es
una divinidad de gran importancia en la sociedad romana, involucrada en los
triunfos de los generales victoriosos y en la existencia misma de Roma como
vencedora y conquistadora de la ecumene. Aparece por doquier en monedas y otros
objetos, coronada, con sus características alas, llevando la palma y la corona
de laurel en gesto de ofrecimiento, de triunfo, acompañada de dos trofeos, dos
monumentos consagrados que representan, junto a ella, la triada de Marte, Venus
y Victoria, tan importantes en el culto militar. A Victoria se le ruega para
vencer antes de la batalla, y se le agradece si se derrota al adversario. Para
los soldados, y especialmente los legionarios, Victoria junto a Fortuna, son
sus diosas. Divinidades como Vica Pota se identifican casi plenamente con Victoria.
Templum Victoriae
Situado
en el Palatino, ascendiendo desde el Velabro por la escalinata que lleva su
nombre –Clivus Victoriae-, partiendo
desde la Porta Romana. Esta subida se
bifurca debido a la antigua casa del emperador Tiberio, la domus Tiberiana. Se trata de un tramo subterráneo, de una calle
interior. Aquí muchos se esconden para jugar con dados y apostar, lo que está
prohibido por ley (aunque también hay guardias por la zona que no parecen
entorpecer estos juegos y apuestas).
Este
templo fue, según la más antigua tradición, erigido por el mítico Evandro.
Dionisio de Halicarnaso en su Historia antigua de Roma I (32, 5),
lo narra sucintamente al describir las obras de este rey: “En la cima de la colina eligieron el lugar consagrado a la diosa
Victoria e instituyeron sacrificios anuales en su honor, que incluso en mi
época los romanos le ofrecían.”
Siendo
edil curul L. Postumio Megello (c. 307 a . C), en tiempos de las guerras samnitas,
logró recaudar una nada despreciable cantidad de dinero cobrando las multas de
aquellos que no respetaban las leges
Liciniae-Sextiae. Una alcanzada una cantidad suficiente, Postumio prometió
un templo a Victoria, inaugurándolo siendo cónsul el 1 de agosto del 294 a .
Durante
los años 204-191 a .
C. se construyó el templo a la Magna Mater (ver el festival de los Ludi Megalenses), por lo que era necesario encontrar un lugar seguro y adecuado para
depositar la gran piedra de Cibeles, siendo escogido este templo.
Tito Livio, en su Historia de Roma XXXV (9)
nos dice que el severo y tradicional M. Porcio Catón inauguró una capilla a
Victoria Virgo, aunque desconocemos la razón de su voto: “Por las mismas fechas Marco Porcio Catón dedicó una capilla a la
Victoria Virgen, cerca del templo de la Victoria, dos años después de haberlo
prometido con voto”.
Ubicación del templo a Victoria en el Palatino |
Comentarios