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Calendario religioso romano: dies natalis del templo a la Luna -31 de marzo-

La diosa Luna con su característica corona bicorne 
Aniversario de la inauguración del templo de la Luna en el Aventino.

La diosa Luna
Divinidad de origen sabino, pero tomada como propia por los romanos desde tiempos antiguos, como asegura Varrón en su Lengua Latina V (74), al hacer una relación de divinidades, que según su criterio, fueron introducidos en la ciudad por rey Tito Tacio: “Y a lengua de los sabinos huelen los altares que por promesa del rey Tacio fueron consagrados en Roma, pues, como dicen los Anales –registro anual escrito por los pontífices-, los prometió a Ops, A Flora, a Vedíove y a Saturno, al Sol, a la Luna […]. Y algunos nombres de éstos tienen sus raíces en una y otra lengua, como los árboles que, nacidos en un límite de tierras, serpentean dentro de una y otra.”

Se la considera compañera o hermana del Sol –el Helios griego-, de igual forma que se la equipara a Selene, lo que incluye la mitología de esta diosa griega. Es común encontrarla, además, formando una triada con Proserpina y Hécate, la llamada “diosa triforme” –diva triformis-. Todas diosas con atributos lunares y nocturnos y, como no pude ser de otro modo, asociadas al mundo de las brujas y la hechicería. Multitud son los conjuros en los que se emplean sus nombres.
Tiene vital importancia en la constitución del calendario romano y, por lo tanto, en la agricultura, siendo, junto al Sol, clarísima mundi lumina, los dos astros más brillantes del firmamento. Ambas deidades, claramente visibles en los cielos, simbolizan, además, para la propaganda imperial el poder de Roma sobre la ecumene. Los emperadores de época severa, por ejemplo, a veces se hacen representar como el Sol y las emperatrices como la Luna.

Representación y atributos
Se la representa coronada con una luna creciente, un atributo propio denominado bicornis –con dos cuernos, aunque más correcto es traducirlo como “luna en creciente”-. Horacio, en el Carmen Saeculare –un himno a petición de Augusto para recitar en los Ludi Saeculares del 17 d. C.-, la denomina siderum regina bicornis –creciente reina de los astros-.
En multitud de monedas aparece conduciendo una biga, un carro de dos caballerías –aunque a veces los caballos se sustituyen por bueyes-; Helios, en cambio, conduce una cuadriga.

Aedes Lunae
Aunque el culto a Luna fue introducido en Roma por Tito Tacio, no fue hasta el reinado de Servio Tulio que se le erigió un templo. La tradición considera que se inauguró un 31 de marzo, como asegura Ovidio.
Está situado al norte del monte Aventino, muy cerca del templo a Diana, lo que es muy apropiado, al tratarse de otra deidad lunar. Cerca se halla la Porta Trigemina, en la vieja Muralla Serviana, adyacente a la ribera del Tíber. La puerta tiene tres aberturas, para permitir el paso de carros, siendo zona de tránsito entre Roma y el puerto de Ostia. Es muy frecuentado por mendigos y pedigüeños.
Tito Livio, en su Historia de Roma XL (1, 2) nos describe un prodigio meteorológico que afectó al templo y la zona cercana. Era el 21 de abril del año 182 a. C.: “Aquel año hubo una primavera tormentosa. La víspera de los Parilia, hacia el mediodía, estalló una tremenda borrasca con viento que ocasionó estragos en muchos lugares sagrados y profanos, derribó estatuas de bronce en el Capitolio, arrancó y se llevó por los aires una puerta del templo de la Luna situado en el Aventino y la estrelló contra las paredes traseras del templo de Ceres, derribó otras estatuas en el Circo Máximo junto con los pedestales que las sostenían, y arrancó los salientes de los pináculos de algunos templos y los destrozó de mala manera. Por consiguiente, se interpretó como un prodigio aquella borrasca y los arúspices prescribieron medidas expiatorias.”

Otro hecho aconteció en el 82 a. C. (o bien en el 84 a. C.) El populista y problemático L. Cornelio Cinna, para otros un patriota y hombre de Estado, uno de los aspirantes al máximo poder en aquella época turbulenta (hacía poco que había muerto Mario), fue asesinado por sus tropas amotinadas al marchar contra uno de sus rivales, Sila. Poco después –algunos dicen que ambos hechos fueron simultáneos-, cayó un rayo en el templo a Luna y en el de Ceres, extraños presagios. Los augures retrasaron las comitia hasta el verano, por lo que el compañero de Cinna en el consulado, G. Papirio Carbo, quedó como único cónsul hasta esa fecha.

Los bronces de Corinto
En los teatros griegos se colocan vasos de bronce de diferentes tamaños, similares a campanas para mejorar la acústica. Vitruvio, en su Arquitectura V (5) lo detalla con precisión, aclarando además que en el sur de Italia también se utilizan. Como ejemplo, pone al gran L. Mummio, conquistador y destructor de Corinto, que los trajo a Roma: “Lo cierto es que, si se pregunta en qué teatro se han instalado tales vasos, en Roma no podemos mostrarlo, pero sí en las regiones de Italia y en numerosas ciudades de los griegos, e incluso tenemos como testigo a Lucio Mummio, quien depués de haber derribado el teatro de Corinto trajo a Roma aquellos bronces y los dedicó como parte del botín en el templo de Luna.”

Era el año 146 a. C., y el victorioso general se trajo un magnífico botín desde la Hélade. Nada tomó para sí. Las estatuas y otros objetos de valor que obtuvo, los distribuyó como decoración en numerosos edificios en Roma, destacando estos vasos resonadores de bronce.

Nota del autor: el incendio de Nerón
La noche del 19 de julio del 64 a. C. es la fatídica fecha del gran incendio atribuido erróneamente a Nerón. Según Tácito, entre otros edificios, el templo a Luna desapareció entre las llamas. Tras este hecho, no se tienen más noticias de este lugar, pero eso no significa en absoluto que no se reconstruyese. Simplemente significa eso: que no se tienen noticias.
Ubicación de la Porta Trigemina

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