Sacrificio público realizado en honor a Vediovis, antigua divinidad latina, al que se le ofrenda un carnero. Es uno de los cuatro grandes sacrificios estatales romanos. Los otros se realizan a Jano, Marte y al Sol Indigete –el 9 de enero, 17 de marzo y 11 de diciembre, respectivamente-.
Vediovis,
divinidad compleja
Una de las primeras divinidades en existir, según
los propios romanos. Se le representa como un joven Júpiter, armado con pilum y flechas –por lo que a veces se
le asimila o compara con Apolo-, su cabeza coronada con laurel, acompañado de
un carnero. Al ser también dios “médico” se le identifica con Asclepio. Su verdadera
naturaleza es compleja, oscura incluso para los romanos.
Según algunos autores antiguos, como Ovidio o Aulo Gellio,
lo consideran un aspecto enloquecido o malevolente de Júpiter, un díos subterráneo,
infernal, un anti-Júpiter. El carnero que le acompaña sería el sustituto de
antiguos sacrificios de criminales, bajo el amparo vengativo de este dios. Sería
el causante de los rayos que alcanzando a los mortales, los fulmina.
Ovidio especula con el origen campesino de su
nombre: vegrandia es como llaman a la
espelta que ha crecido mal, y a las cosas pequeñas vesca.
En su honor se han erigido dos templos en Roma,
promovido por Furio Purpúreo: uno en el Capitolio y otro en la Isla Tiberina –consagrados
el 193 y 191 a .
C., respectivamente-.
Monedas representando a Vediovis |
Patrón de la
gens julia
Desde tiempos de la república, esta familia ha
patrocinado el culto a Vediovis, considerado como un joven Júpiter, o la
encarnación de Julio –ancestro de la familia-, hijo del troyano Eneas, y
fundador de la ciudad latina de Alba Longa.
Se le rinde culto especialmente en la pequeña
localidad de Bovillae, al sureste de Roma. Esta población puede considerarse
posesión de la familia julia.
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