Rito
público para consagrar los campos labrados. Ofician esta ceremonia los fratres arvales –los hermanos arvales-.
La diosa a la que se le solicita la consagración es Dea Dia.
Los fratres arvales
Antiguo
colegio sacerdotal de doce miembros dedicados al culto de Acca Larentia; aunque
también se encargan de ritos relacionados con Dea Dia, Ceres, Tellus, Ops –la
Abundancia- y Marte, como dios del suelo patrio. Fundado, al parecer, por Acca
Larentia, esposa de Fáustulo, el pastor que salvó la vida de Rómulo y Remo.
Esta mujer al perder a uno de sus doce hijos, adoptó a Rómulo, estableciendo
los primeros hermanos arvales.
No
se trata de un colegio que goce de la popularidad de la plebe, aunque entre sus
miembros ha tenido incluso emperadores, como Augusto o Marco Aurelio, entre
otros.
El
cargo es vitalicio. No se pierde ni con el exilio o con otro tipo de condenas;
lo que incluye caer cautivo del enemigo.
La diosa Dea Dia
Antigua
divinidad romana, casi local, garante del buen tiempo y, por lo tanto, de la
agricultura y las buenas cosechas de los campos que rodean Roma. Su nombre hace
referencia a la luz del día, luz que propicia las cosechas.
Los
siglos han ocultado y complicado la naturaleza de esta divinidad, por la que se
le asimila a otras divinidades relacionadas con las cosechas, el grano y los
campos sembrados, como Ceres o Tellus.
El santuario de la diosa
Al
sur de Roma, a unas cinco millas, en una encrucijada entre la vía portuensis y
la vía campania, posee un bosquecillo sagrado –llamado lucus deae diae-. Este bosque sagrado ha crecido en pendiente. Allí
se le ha erigido un gran templo de planta circular, elevado en una plataforma.
En este lugar se reúnen los hermanos arvales, los cuales graban en los mármoles
del exterior sus nombres y todo lo relacionado con el culto –todo lo que pueda
hacerse público-. Cercano al templo se ha construido unas termas, el llamado
Caesareum – que incluye comedores, almacenes-. Incluso un terreno se ha
habilitado como pequeño circo. La diosa Fors Fortuna posee un templo en el
mismo bosquecillo.
Sin
embargo, los hermanos arvales tienen permitido oficiar ciertos ritos en la casa
del magister –escogido anualmente y
considerado el primero entre ellos-, así como en el templo de Júpiter
Capitolino.
Los tres días del festival
- Primer día
El
comienzo del festival está situado en Roma; habitualmente en la casa del magister. Los arvales, adornados con
coronas vegetales, al amanecer, con la primera luz del día, ofrecen incienso,
frutas y vino a la diosa, ungiendo su imagen con productos de la tierra. A
continuación, tocan simbólicamente una gavilla de espigas verdes o secas.
Durante el día se purifican con un baño. Visten togas blancas durante la cena
ritual, salvo el magister, al que le está permitido llevar una praetexta. Todos
se adornan con un tocado blanco con la efigie de una gavilla, atuendo que les
caracteriza. En la cena prueban los primeros productos de la cosecha.
- Segundo día
Los
arvales se trasladan al bosquecillo sagrado al sur de Roma, para realizar los
ritos públicos centrales del festival.
A
la mañana, en ese lugar sacrifican dos lechones y una vaca de piel blanca. Se
consume la carne de los sacrificios, con la idea de propiciar las cosechas; con
la sangre se elaboran salchichas. Posteriormente, cubiertos con un velo,
sacrifican en el bosquecillo una oveja. En el interior del templo se ofrecen
cazuelas y ollas de barro no cocido, primitivas, toscas, rústicas, llenas de
productos vegetales y vino. Nuevamente, los hermanos tocan espigas de trigo
como el día anterior. Después se dirige una plegaria a las cazuelas. Éstas son
arrojadas por la pendiente del templo, siendo destruidas.
A
puerta cerrada, en el interior del tempo, a la tarde, consumen un pan comunal
llamado panes laureati –elaborado con
laurel-. Tras su consumo cantan una letanía que en tiempos del imperio casi
resulta inteligible, es el llamado carmen
arvale, o canto de los arvales. A la vez realizan una danza arcaica y
primitiva al ritmo ternario, llamada tripudium.
Cuando finalizan el baile, al final del día, tiene lugar una carrera de caballos,
incluyendo desultores –acróbatas y funámbulos-. Habitualmente, los arvales
reparten entre los asistentes comida, flores e incluso dinero.
El
magister preside todos estos ritos y juegos. Ese mismo día, además, el resto de
hermanos eligen quien será el nuevo magister, que tomará posesión de su cargo
el 17 de diciembre –día que se celebra un pequeño rito en honor a la diosa-.
- Tercer día
De
nuevo en Roma, se repiten en gran medida los ritos del primer día, incluido un
banquete. Las gentes ofrecen a los arvales regalos de vasijas sencillas y
plebeyas, como ofrendas sinceras por su labor.
Carmen arvale |
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