Pales en la Parilia |
Festival rural en honor a Pales, divinidad tutelar de los pastores y del ganado lanar, entre
otros. También considerado natalicio de la ciudad de Roma (21 de abril del 753 a . d. n. e.).
Pales
Divinidad protectora de los pastores y las ovejas.
El género y número de este dios puede variar según el autor que lo mencione: a
veces masculina, a veces femenina, a veces ambas, se considera que puede
tratarse de una o dos divinidades… tal es la confusión y dudas que produce.
Tras una gran victoria, Marco Atilio Régulo le
dedicó un templo en el 267 a .
C., situado en el Palatino -¿podría ser que el nombre de la colina proceda
precisamente de Pales?-, aunque algunas fuentes indican que está situado en el
Campo de Marte o la colina del Aventino.
Además de la Parilia tiene otro festival el 7 de
julio, en este caso a “los dos Pales” (Palibus
duobus), posiblemente el día de la consagración de su templo.
El festival
rural
Ceremonias arcaicas y rurales son las que dominan este
festival, llevados a término por los pastores, indicando con ello, precisamente,
su gran antigüedad y lo primitivo de los ritos que se llevan a cabo.
Los pastores purifican con agua fresca los establos
y cercados en los que se estabula al ganado, barriendo el suelo con ramas de
laurel, consideradas salutíferas. Inmediatamente, se adornan las vallas y las
puertas con coronas de hierbas y ramaje. Tras ello, se fumiga con azufre y suffimen –este último, elemento
religioso de gran importancia-. Es habitual colocar una gran guirnalda de laurel
y flores en un lugar destacado, siendo lo más normal en la puerta de entrada o
principal del establo.
Se prepara y enciende una hoguera con ramas verdes de
olivo, pino y laurel: el humo resultante purifica los establos, por lo que debe
introducirse por el interior de los mismos. La estatua de Pales debe estar
presente –ésta suele ser una imagen rústica de madera toscamente tallada-, se
rocía con leche y se le ofrendan tortas y pasteles de mijo, entre otros
alimentos similares. Se le ora en ese momento, con las plegarias adecuadas y
tradicionales: los pastores recitan cuatro veces una oración para solicitar de
la deidad su protección o perdón, en caso de ofensa. Es importante que la
oración se haga mirando hacia el oriente.
El poeta Ovidio
en sus Fasti 4 (747-755) nos describe
una oración a Pales rogando por su “perdón” y protección:
“Vela por la
manada y por el pastor de la manada. Haz huir y echa de mis establos a los
males. Si por azar he hecho pacer la manada en terreno sagrado o me he sentado
bajo un árbol sagrado o, sin saberlo, mis ovejas han comido hierba de los
sepulcros, si me he adentrado en un bosque prohibido o si las ninfas y Fauno se
han asustado al vernos, si mi hoz ha segado ramas sombrías de un bosque sagrado
para dar un manojo de hojas a una oveja enferma, concede perdón a mi culpa.”
Tras ello, los pastores limpian sus manos de
cualquier impureza con agua procedente de una fuente. Ahora beben una mezcla de
leche y mosto hervido, significativos productos ganaderos y agrícolas. Esta
bebida rural recibe el nombre de burranica,
debido a su color oscuro.
Se encienden tres hogueras dispuestas una tras
otra, a cierta distancia. Estos fuegos deben encenderse golpeando dos piedras
de silex. Una vez encendidas, deben saltarlas; a veces, los pastores más
atrevidos, obligan a sus ovejas también a realizar estos saltos. Aunque la
mayoría danza tres veces alrededor de las mismas. Momento festivo, las flautas
y címbalos animan la fiesta.
Finalmente, se realiza una comida al aire libre,
donde las gentes beben con poca mesura, hasta bien entrada la noche.
Es interesante recalcar la importancia del fuego y
el humo en estas ceremonias, elementos primitivos y purificadores. Tanto los
chasquidos del fuego, como la pericia de los saltos de los pastores, están
sujetos a interpretación adivinatoria, aunque de un modo un tanto rústico. Más
propio de ideas supersticiosas que religiosas.
Natalicio de
Roma
Agonizando la República, ya tenía la ciudad de Roma
poco de rural, por lo que la Parilia fue perdiendo su significado y sentido
original –salvo en las regiones campestres romanas-. Se considera que Rómulo
fundó la ciudad en esa fecha, marcando el pomoerium,
los primeros límites sagrados de la urbe.
Por ello, durante la Parilia, los romanos "urbanos" celebran
con regocijo el natalicio de la ciudad, aunque sin realizar los ritos comunes a
las Parilias rurales.
Un poco de
historia
Julio César, al conocer que la victoria en Munda (45 a . d. n. e.) se obtuvo en
fecha cercana a las Parilia, las honró con juegos. Durante las fiestas, los
ciudadanos debían llevar coronas en su honor.
Calígula añadió a los juegos una procesión
presidida por sacerdotes, miembros del orden ecuestre y jóvenes lozanos y bien
parecidos. Consideraba que con él la ciudad había sido “refundada”.
En tiempos de Adriano el festival fue denominado
“Romana”, aunque conservó su nombre tradicional en las zonas rurales, donde
siguió celebrándose tal y como se hacía desde incontables siglos.
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